Monos cooperativos prolongan su vida al compartir sombra tras un huracán

Monos cooperativos prolongan su vida al compartir sombra tras un huracán

En 2017, el huracán María devastó Puerto Rico, causando la muerte de miles de personas y afectando gravemente a Cayo Santiago, hogar de cientos de macacos rhesus (Macaca mulatta). Esta isla, conocida por su población de monos estudiada por científicos durante casi un siglo, sufrió una transformación notable. Tras el desastre, los investigadores observaron que estos primates, conocidos por su agresividad, se volvieron más tolerantes y menos conflictivos. Un estudio publicado en Science revela que los monos que compartieron la sombra, un recurso escaso tras el huracán, redujeron su probabilidad de morir en casi un 50%.

Cayo Santiago, también llamada la isla de los monos, sufre temperaturas superiores a los 40º durante gran parte del año. Antes del huracán, la isla estaba densamente cubierta de árboles que proporcionaban abundante sombra. Sin embargo, María, un huracán de categoría 4, destruyó gran parte de la vegetación, dejando solo troncos desnudos. A pesar de los temores de que la competencia por la sombra aumentara la agresividad de los monos, ocurrió lo contrario: se volvieron más tolerantes entre sí.

Lauren Brent, profesora de etología en la Universidad de Exeter y autora principal del estudio, explica que los científicos esperaban un aumento en la agresividad debido a la competencia por la sombra. Sin embargo, los datos de siete grupos de macacos, que sumaban 790 adultos, mostraron que la tolerancia social se triplicó después del huracán, medida por la aceptación de otros monos a menos de dos metros de distancia.

Las imágenes aéreas de Cayo Santiago antes y después del huracán muestran una isla transformada. En 2008, la isla estaba cubierta de árboles; en 2020, tres años después de María, la vegetación aún no se había recuperado por completo. A pesar de todo, los registros de 2023 indican que la tolerancia social, aunque ha disminuido ligeramente, sigue siendo el doble que antes del desastre. La agresividad, en cambio, se ha mantenido muy por debajo de los niveles anteriores al ciclón.

La alta densidad de población en la isla, comparable a la de una ciudad como Nueva York, no ha cambiado en la última década, por lo que no explica los cambios en el comportamiento de los macacos. Los investigadores creen que la crisis climática, con su aumento de eventos extremos como los huracanes, está alterando profundamente los ecosistemas y, en este caso, ha favorecido la tolerancia social como un rasgo adaptativo.

Los científicos estudiaron a 431 adultos y sus redes de proximidad tras el huracán. De estos, 155 murieron durante el período de estudio. En comparación, antes del desastre, murieron 111 de los 617 adultos registrados entre 2013 y 2017. La clave no está en las cifras absolutas, sino en quiénes murieron. Los datos mostraron que los monos más tolerantes, que compartían la sombra, tenían un 42% más de probabilidades de sobrevivir.

Camille Testard, investigadora de la Universidad de Pennsylvania y primera autora del estudio, explica que la tolerancia aumentó el acceso a la sombra, mejorando la termorregulación y, por ende, las posibilidades de supervivencia. Este comportamiento se extendió también a otras interacciones diarias, reforzando los lazos sociales entre los monos.

La competencia por la sombra se diferencia de la competencia por otros recursos, como la comida. Tolerar a los demás no implica grandes costos ni riesgos, lo que facilita la formación de relaciones sociales amplias y no exclusivas. Brent sugiere que la adaptabilidad de estos monos a perturbaciones ambientales, incluida la inducida por el cambio climático, subraya la importancia de las relaciones sociales para la supervivencia. La lección es clara: nuestras relaciones sociales pueden ayudarnos a enfrentar los grandes desafíos de la vida, y la tolerancia puede ser clave para nuestro éxito biológico.

By Ezequiel J. Iriarte

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